Mi primera experiencia en el grado 11 tuvo un sabor
agridulce ya que no pude graduarme con mi generación, pero también conocí a
muchas personas que no hubiera podido conocer, son geniales pero algo diferente
a mis otros amigos, pero me hacen sentir bien y aprendí muchas cosas con ellos,
no hacen chistes tan pesados pero algo más graciosos que las personas con las
que comparto ahora, pero aun así cada persona tiene algo que las identifica y
las hace únicas. Académicamente no fue tan duro como pensaba, en estos
momentos estoy cada vez más acostumbrada al nivel de exigencia del grado 11 ya
que en el anterior grado era casi igual; no voy a negar que los maestros han
sido un poco más exigentes y hay nuevos profesores con nuevas metodologías para
nosotros, pero sé que todo lo hacen por nuestro bien, para nuestro aprendizaje
integral y también para que demos buenos resultados en las pruebas de estado. También estaba muy ansiosa por representar a los grados 11
con el distintivo que nos caracteriza que es la chaqueta, este es un símbolo del
final de nuestro camino en el colegio y la gran preparación para la Universidad
y el trabajo y al recibirla tuve una de las más grandes felicidades de este
mundo pero también algo de nostalgia por todos los años que he pasado junto a
mis compañeros tanto los que siguen estudiando con migo, como los que ya no. Son
sensaciones indescriptibles y que sabemos que nunca nos va a volver a suceder
por eso hay que aprovecharlas al máximo porque solo estamos a un paso de
graduarnos y como un muy buen amigo dijo con algo de sátira burlesca ‘’ahora soy un desempleado más del país’’ y justo después pudo ingresar a universidad… Quiero
aprovechar este momento ya que nunca más habrá otro como este, o por lo menos
espero no tener que repetirlo ya que aunque es una experiencia inolvidable, es
solo una.
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